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miércoles, 19 de enero de 2011

Vitamina D, muy necesaria...

Los bebés alimentados con leche materna reciben todos los aportes alimenticios necesarios para crecer y desarrollarse sin ayudas externas hasta los 6 meses.
La vitamina D o “vitamina del sol” es uno de los nutrientes esenciales para el adecuado crecimiento y desarrollo infantil, ya que favorece la incorporación al organismo del calcio y del fósforo y contribuyen a construir nuestra masa ósea. Por ello en los más pequeños es necesaria para prevenir enfermedades como el raquitismo y otras anomalías de los huesos.
Nuestro cuerpo sintetiza naturalmente la vitamina D cuando tomamos baños de sol. Sin embargo, dado nuestro ritmo de vida actual y los peligros que entraña la exposición al sol especialmente en bebés, cada vez es más habitual que los pediatras recomienden un suplemento de vitamina D para los bebés, que tanto la leche materna como las fórmulas no aportan en cantidad suficiente si el bebé no es expuesto al sol.
Se recomienda que a todos los bebés, incluyendo aquellos que son alimentados exclusivamente mediante la lactancia y aquellos a los que se les da fórmula, ingieran diariamente una determinada cantidad de vitamina D que pueden obtener a través de suplementos recomendados por su pediatra. Esta suele presentarse en forma de solución líquida, tomada de forma oral, y debe ser prescrita por el pediatra, que nos indicará las gotas que el bebé necesite cada día, normalmente a partir del segundo mes de vida.
Además, la madre puede aumentar el contenido de vitamina D en la leche materna ingiriendo alimentos ricos en este componente.
A pesar de que una exposición breve bajo el sol sería suficiente para sintetizar la vitamina D necesaria, hay que saber que el filtro de un protector solar de factor elevado impide dicha sintetización, por lo que si el bebé pasea bajo el sol con protección no recibirá esos beneficios.
Consulta al pediatra sobre la necesidad de este suplemento.

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